jueves, 26 de febrero de 2009

Si me dejas... pues dejame.

Me parece muy interesante la forma de actuar que tenemos cada uno a la hora de acabar una relación, y me pregunto porqué pretendemos pasar de ser pareja, un día, a ser amigos del alma, al siguiente.

Siempre he pensado que no es bueno negarte a lo que te apetece, o forzarte a hacer algo que en ese momento no necesitas, pero... hay cosas y cosas.
Como ejemplo de esto os pondré el momento en que una relación termina, especialmente, y por lo que me ha enseñado la experiencia (no solo a mi, si no también lo que he visto a mi alrededor), cuando un hombre deja a una mujer. En ese momento, el hombre pretende ser "amigo", "nos seguiremos viendo", "hablaremos", "eres muy importante para mi", "no te quiero perder", bla, bla, bla. Y en ese punto, no puedes negarte la necesidad de hablar con el (le llamas..., messenger...), incluso volver a verlo ("nada, nos tomamos algo y ya esta, para ver como le va" (luego no se sabe como acabareis...)) Bueno no me parece mal, en cada momento se necesitan unas cosas y, al fin y al cabo, no debes forzarte, porque lo que se queda dentro se enquista, más vale sacarlo fuera... y todo acaba cayendo por su propio peso. Acabas por darte cuenta de que no es tan necesario como creias hablar con el, ni saber que hace o deja de hacer, ni te interesa como le va... Con esto no quiero decir que deje de importarte, pero ya no es lo mismo...
Cuando pasas esta fase, llega el punto en que empiezas a estar fuerte, en el que ves más alla... y el tiempo va pasando... y aquí llega la idea de esta entrada... "si me has dejado... dejame".

No se porque extraña razón, cuando el tiempo pasa los "ex's" vuelven, reaparecen. De repente sabes de ellos, te los encuentras, empiezan a interesarse por tu vida. Un día recibes un sms, o un mail, o te hablan por donde sea... Y sinceramente, cuando lo dejas con alguien, lo que menos necesitas es que vuelvan mareando. Pero siempre llega ese momento, no digo que pretendan volver contigo, pero ayudarte a olvidar... no ayuda.
Llamalo casualidad, llamalo azar, llamalo destino... si no ha reaparecido... reaparecerá.

Un abrazo...

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